lunes, 17 de septiembre de 2012

Trilogía del Fin del Mundo: Preludio



Porque todo esto no es más que un camelo.
Porque sólo hay borregos y pastores.
Porque la historia siempre es la misma, nada más que cambia el decorado.
Porque cuando miro la tele veo basura pero cuando miro por la ventana veo mierda.
Por el fútbol, Salvame, Gran Hermano y Viceversa.
Por la madre que esta tarde no ha dejado a su hijo echarle azúcar a la infusión porque ya se estaba comiendo un crêpe con chocolate.
Por el cambio climático, el Amazonas, la playa llena de mierda y Ojén in Flames.
Porque si desaparecieran todos los insectos de la tierra, en menos de 50 años desaparecería toda la vida; y si todos los seres humanos desaparecieran de la tierra, en menos de 50 años todas las formas de vida florecerían.
Porque aprendemos antes a decir “mío” que “yo” y luego sólo aprendemos a disimularlo.
Porque destruir es mucho más fácil que crear.
Por los que matan o se matan por las causas de otros.
Porque se puede ser inculto o gilipollas o, como mucho, las dos cosas a la vez.
Por el fracasado escolar y el universitario.
Porque el dinero llama al dinero pero la avaricia nunca rompe el saco.
Porque un colega vale más que mil estudios.
Por las jornadas de trece horas y los contratos de cuatro.
Porque en este mundo no existen los superhéroes pero sí los supervillanos.
Porque a Terry Pratchett le han diagnosticado Alzheimer.
Porque LA JUSTICIA NO EXISTE, SOLO EXISTO YO.
Por el yonki que roba en el callejón a cualquiera y el cocoso que roba desde su despacho a todos.
Por el Congreso, el Senado, los bancos, la policía y esos hijos de la gran puta.
Porque hay tantos políticos y tan pocas balas (y todas las tienen sus guardaespaldas).
Porque soy pacifista pero creo que la violencia puede utilizarse para el bien.
Porque este es mi propio que le den por culo al mundo.

Por todo eso y mucho más, aquí empieza la Trilogía del Fin del Mundo.

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