miércoles, 23 de marzo de 2011

“Qué Trabajo Cuesta Conseguir Trabajo” (Larguirucho, 1975)

Hace un año hubo un cambio drástico en mi vida: cambié mi suerte por un título de Licenciado en Pedagogía.

-¿Acaso crees que te va a caer el trabajo del cielo? Tienes que buscarlo, no te va a buscar el trabajo a ti…

Ring, ring.

-¿Si?
-Illo, en mi trabajo están buscando gente, ¿te interesa?

Era un ejemplo de mi suerte. Otro sería el siguiente:

-Voy a echar currículum- decía al salir de casa.
-Ya tengo trabajo- decía al volver.

Fuera como fuese, cada vez que me quedaba sin trabajo mi suerte me acompañaba y, en unos días, encontraba algo con lo que seguir sobreviviendo, puesto que tampoco eran trabajos serios. Unas clases particulares por aquí, un trabajillo de fin de semana, algo para el verano, etc.
Pero tras conseguir mi título mi suerte dijo “ahora te encargas tú” y me consiguió como finiquito un trabajillo de teleoperador durante dos meses por ETT y… c’est fini.

Pero bueno, hasta aquí la introducción. El tema principal es que esta constante e infructuosa búsqueda de trabajo en la que llevo embarcado medio año me ha llevado a una incógnita que me reconcome por dentro, que me taladra la razón, que me trasmina el alma:

¿QUÉ HAY QUE HACER PARA TRABAJAR EN EL GAME?

Algunos dirán, pero que hace este, con una licenciatura, “desesperado” por conseguir trabajo en el GAME. Y yo contesto: vale, también vale el Gamestop. Buscar busco en todos lados, pero soy un friki, para matarme a trabajar en otra cosa me mato a trabajar rodeado de juegos. Pero, qué hay que hacer. He entregado currículum normales, currículum en los que ponen que soy un frikazo, currículum sin el título, currículo en los que ponen que soy un pedagogo friki, pero nada. Cada vez que hago “la ronda” por casi todas las tiendas de mi ciudad veo caras nuevas y NINGUNA ES LA MIA.

Todo esto me hace darle vueltas a las leyendas (y no tan leyendas) sobre como leen el currículum de un candidato:

-Este tiene título, no, queremos a alguien que no vaya a dejar el trabajo en cuanto le salga algo mejor… aunque nosotros le haremos un contrato de un mes, con 15 días de prueba en los que en cualquier momento lo podemos largar y le iremos renovando mes a mes, claro está, hasta un máximo de (introducir aquí una cantidad inferior a dos años), y nos sale muchísimo mejor ir contratando gente nueva constantemente, etc.

Entonces está ahí que si poner título, no ponerlo, poner más de la cuenta, etc. Para acabar vamos a ver varios ejemplos de “entrevistas de trabajo”, tomemos por ejemplo que es para el Carrefour (ATENCIÓN, estos ejemplos son inventados por mí, basados en suposiciones y oídas cuyo objetivo es el mero [Epinephelinae] entretenimiento):

Ejemplo 1:

-Veo que no tiene estudios superiores.
-Ya, es que después del instituto mi objetivo era trabajar, creo que no me era necesario ni interesante seguir estudiando.
-¡No tiene usted sentido del esfuerzo ni aspiraciones, no le queremos en esta empresa!

Ejemplo 2:

-Veo que tiene estudios superiores.
-Sí…
-Y esto qué, tendrá pensado trabajar en algo de lo suyo, ¿no?
-Bueno, sí. Pero mientras surge o no habrá que trabajar.
-¡Pues aquí va a ser que no!

Ejemplo 3:

-Veo que tiene estudios superiores.
-Sí…
-Y esto qué, tendrá pensado trabajar en algo de lo suyo, ¿no?
-No, la estudié porque hoy en día solo con la educación obligatoria no se llega a ningún sitio.
-¡Es usted un indeciso, no sabe lo que quiere, no le queremos en esta empresa!

Ejemplo 4:

-Veo que no tiene estudios superiores.
-Bueno… en realidad sí, soy licenciado.
-No consta en su currículum.
-Ya, es que lo he echado un montón de veces y nunca me han llamado, entonces como se dice que aquí quieren gente que no tenga estudios superiores, pues lo he omitido…
-¡Es usted un mentiroso, no le queremos en esta empresa!

Y así hasta el infinito.

P. D: Otro día hablaré sobre las claves para encontrar trabajo, que ya me he pasado por hoy.

sábado, 19 de marzo de 2011

Cápsulas de Tiempo

10:18 horas – Cafetería.

Entre el ruido de platos, vasos y conversaciones ajenas el diálogo de la pareja da un giro cuando ella comenta:

-El tiempo se debería poder comprar.
-¿…?- él desvió la atención del pan integral embadurnado en aceite de oliva para escuchar con todos los sentidos.
-Deberían vender cápsulas de tiempo y así poder tener más.
-Bueno, uno cuando trabaja cambia su tiempo por dinero, así que si no trabajas, el dinero que “no ganas” lo estás dando a cambio del tiempo del que dispones. Así que se puede decir que ya existe ese sistema.
Las palabras quedaron suspendidas un momento en el aire.
-Aunque seguramente nosotros no tendríamos dinero suficiente para comprarlas- concluyó él.


Desde siempre he tenido mucho aprecio al tiempo. En el fondo es una de las pocas cosas que realmente tenemos, que poseemos. En mis años mozos, cuando uno no tiene obligaciones económicas y el poco dinero que se consigue es para ocio, tenía una frase bastante recurrente: mi tiempo cuesta más de lo que cualquier sueldo puede pagar.

-¿Por qué no te buscas algo más?- refiriéndose a otro trabajo.
-¿Más trabajo, para qué?
-Para tener más de los 40 euros a la semana que ganas ahora mismo.
-Ya trabajo los domingos y tampoco me hace falta más dinero, gasto poco. Mi tiempo cuesta más de lo que cualquier sueldo puede pagar.

No significa eso que no trabajara, pero sin una necesidad real, por gusto, no estaba (ni estoy) dispuesto a derrochar mi tiempo. Pero en general, en esta sociedad, se aprecia bastante más el dinero que el tiempo.

En definitiva, con más o menos obligaciones económicas, la vida es un constante conflicto e intercambio de tiempo-dinero, donde encontrar el equilibrio creo que es la clave de la felicidad. Una suerte de operación matemática donde la felicidad es directamente proporcional a la cantidad de tiempo sobre la que se tiene el control e inversa a las necesidades económicas que tenemos que cubrir sacrificando nuestro tiempo.



Por último, por si alguien piensa que sobrevaloro el tiempo, ahí va una reflexión final:

El dinero va y viene, el tiempo se va para no volver.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Bienvenid@s

Bienvenidos a mi blog, que creo por el motivo del título del mismo, porque me quiero mucho. Y es que no seré el primero en decir que cuando uno se hace un blog es porque su ego necesita expandirse más allá de los límites del cuerpo físico jeje

No voy a escribir sobre una temática concreta, ni tampoco redactar un diario sobre las cosas que me ocurren. Hablaré sobre temas que me interesen, pero sobretodo divagaré/reflexionaré sobre los mismos. Intentaré en todo momento hacerlo con sentido del humor…

ADVERTENCIA: Quiero hacer hincapié en este concepto. Dado este “sentido del humor” que he mencionado puede que en cualquier momento diga alguna burrada sobre algún tema peliagudo, es más, seguro que lo hago. En temas que puedan ser calificados como “serios” intentaré en todo lo posible argumentar mis ideas y diferenciar bien lo que opino y lo que no al respecto, pero tampoco quiero estar poniendo el cartel de sarcasmo en cada línea que escriba. En definitiva, que mi objetivo no es exaltar al personal.

También espero hablar bastante sobre mis hobbies: comer, leer, videojuegos, cine (también televisión, aunque apenas la veo), metafísica, etc. Y por supuesto educación y sociedad.

Para acabar, inauguraré el blog con una de mis divagaciones, aderezada con el que será un tema recurrente: “El repelente”, donde dejaré el teclado a mi ego y megalomanía.

A veces me da la impresión que no está bien visto decir que te quieres a ti mismo. Es como hablar de dinero, NO.

- ¿Qué tal el trabajo este nuevo, cuanto cobras?
- Bien, lo normal…

-¿Qué tal ese amor propio, te quieres a ti mismo?
-…

Bueno, tal vez esa pregunta sea un tanto extraña, pero bueno, es inventada. Mejor pongo un ejemplo más real (aunque también es inventado es “potencialmente” real):
-¿Qué peli vas a ver?
-La Red Social.
-Vaya mierda.
-Pues tiene muy buena crítica y nominaciones a los Oscar…
-Bah, críticas ni Oscars… Yo paso de todo eso.
-Ajam…- al tiempo que el interlocutor va poniendo cara de “ya empieza el repelente”.
-Qué sabrán esos, no son yo.
-¡Ya está el repelente!
Y tras eso pongo mi sonrisa de victoria. Porque la clave de quererse es hacer gala de ello.

En fin, mi consejo, como dijo el mítico Cordobés: “Quererte tú mismo a quererte tú mucho”. Y recuerda, te tienes que aguantar toda la vida, así que más vale que te caigas bien. Y que no te importe el qué dirán, aunque si ya te quieres no te importará, que sabrán los otros, no son tú.


P.D: Algún día hablaré de la película La Red Social, pero mientras… si alguien me puede explicar por qué se supone que es tan buena que lo haga.